
El asesino fue encubierto por sus parientes y alguien más. El dictamen forense reveló que fue estrangulada.
El 29 de enero, al caer la tarde, la mamá de Diana Elieth Rivas Fley, de 21 años, recibió una llamada de su yerno Abel Martin Meza Torrez. Decía que Diana estaba mal, que se había caído y convulsionaba.
La madre, desesperada, le exigió que la llevara al hospital de El Cuá. Otra llamada «Diana no responde, está morada y sin pulso». La madre insistió en que la trasladara de inmediato. A las ocho de la noche, la noticia fue otra: Diana estaba muerta. Ellos vivían en la comunidad La Estrella, carretera a El Cuá.

Su familia se movilizó desde Matagalpa y El Tuma-La Dalia. Llegaron al hospital de El Cuá cerca de la medianoche. La doctora les dijo que Diana llegó sin vida. Su cuerpo estaba rígido; según los expertos tenía varias horas de fallecida. La policía hizo su reporte y les dijo que podían llevarse el cadáver que ya estaba listo para enterrarse. Pero para su familia, algo no cuadraba. Nadie les explicó bien qué había pasado.
Diana fue velada en la comunidad de El Guapotal, en El Tuma Al amanecer, sus familiares, comenzaron a cuestionarse la versión. Una prima que es doctora les dijo que no era normal que alguien muera de convulsiones así no más, a menos que lleve horas convulsionando sin ayuda.
«Llamamos al hospital, llamamos a la policía y les preguntamos si el cuerpo ya estaba listo, si le habían hecho todas las pruebas para determinar realmente de qué murió. La policía nos dice: ‘Sí, entiérrenla, ¿qué están esperando?’”. Dijo una familiar a La Primerísima
Pero la familia no se convenció; lograron trasladar el cuerpo hasta Managua al Instituto de Medicina Legal para que le realizara una autopsia. La forense había dicho que los resultados tardarían tres semanas, pero pasaron dos meses sin novedades. La familia viajó varias veces a Managua tratando de saber la repuesta.
Durante ese tiempo la familia del acusado creo su propia versión de que Diana se había envenenado. Para reforzar esa mentira, hasta un frasco con supuesto veneno apareció como prueba. Los agentes policiales supuestamente estaban convencidos con esa versión.
Cuando la policía fue a recoger evidencias, la casa de la madre del acusado estaba llena de testigos. Todos decían lo mismo de que Diana estaba triste, decía que quería morir. Pero su familia no creyó esa versión. Sabían que Diana tenía un hijo de un año y que estaba trabajando para celebrar su cumpleaños. No cuadraba con la historia del suicidio.
Tras una larga espera, el Instituto de Medicina Legal reveló el 25 de marzo que Diana no murió por envenenamiento ni por convulsiones. Su muerte fue por asfixia debido a estrangulamiento manual. Su pareja la mató. El sujeto está preso en la delegación de Jinotega.