
La fiscalía presentó pruebas, entre ellas el dictamen del médico forense, que confirmaron la agresión sexual a la menor, ocurrida el 23 de enero, cuando el acusado la llevó a comprar y luego la agredió en un predio baldío.
La versión fue respaldada por una testigo; la propietaria de un negocio cercano, que escuchó el llanto de la niña y vio al acusado agrediéndola dentro del taxi que conducía. La madre de la niña argumentó en juicio que el desgarre encontrado en el himen de su hija ocurrió el 20 de diciembre de 2024, y que fue producto de un puntapié que le propinó una niña mientras se bañaban juntas.
Aseguró que el acusado, su pareja, no cometió el abuso y calificó las acusaciones como un invento. Tras el fallo de culpabilidad del juez especializado en violencia, la fiscalía solicitó una condena de 25 años de cárcel para el sujeto.